sábado, 17 de septiembre de 2011

El último momento de este sueño....


Y es que hubo una vez, que perdido entre las injurias del destimo más cruel, me perdí. Sin pasos que seguir y una historia qué olvidar, olvidé que lo importante no es evadir. Y el dolor de mi alma, que en su luto se acurrucaba en el regazo de Morfeo, me engañó y me hizo tratar de correr. No es que hubiera un camino trazado, ni a seguir. Sólo se extravió esa certeza que uno adquiere en el mundo de lo material.

Vivir entre pasos no concretados, fijar el destino a lo improbable, apostar a todo menos a la certeza. Notas diarias que habría de tomar si quería despegarme de aquello que tanto dolor me traía. El drama, el drama en carne viva, una simulada imagen que sólo me engañó, y que al final de cuentas, no sirvió tampoco para deshacer el ego.

Un atentado contra el ego, es lo que buscaba, un atentado que me hiciera deshacerme para volver a empezar, para poder fijarme ahora algo no tan efímero, para adquirir una postura más real y menos materal. Y sin embargo, a lo largo de un año, quizás más, sólo he podido tropezarme con lo mismo.

El problema de negar lo mundando de la sociedad radica principalmente en el error que eso implica. Tratar de imaginar que lo efímero no conquista con su cetro al séquito de lo mediocre, es como negar lo redondo del mundo, lo ciclico del universo y lo patético del humano.

Y sin embargo, esa pequeña estrella en lo lejano, ese pequeño brillo, ese minúsculo bosquejo de esperanza, me sigue.

Ahora, dejé de esperar del mundo algo diferente que pedradas y rechazo. Dejé de buscar para poder encontrarme y comencé a caminar construyendo. Decido entre los nulos nuevos pasos, no retomar un camino, sino construir uno nuevo. Quizás no empecé desde el principio, pero es un nuevo empezar porque no se en dónde estoy ni a dónde voy. Y el no saber me permite vislumbrar desde lo construido lo que mi verdadera voluntad apetece...

1 comentario:

Anónimo dijo...

cada día es un día, y un volver a empezar, cada día me muevo, en un mundo tan fiero, xer